La semana pasada se estrenó en España la película Emily, que recoge la vida ficcionada de Emily Brontë, autora de una única novela: ¡ESTA! No podía haber mejor momento para embarcarse en la lectura de este clásico.
Tenía cero conocimiento sobre la obra y su autora, así que lo primero hice fue leer un par de datos de su historia. Emily Brontë vivió en Reino Unido en la primera mitad del siglo XIX. Sus hermanas, Charlotte y Anne Brontë también fueron autoras publicadas en época victoriana y todas ellas publicaron en un principio con pseudónimo masculino. Emily falleció de tuberculosis a los 30 y su única obra publicada, Cumbres Borrascosas, aunque en su momento recibió malas críticas, es hoy la obra más conocida y más veces adaptada al cine y a la televisión de las hermanas Brontë.
La historia empieza lentita y es que hasta bien avanzado el libro no empieza el famoso amorío (que dan ganas de ponerlo entrecomillado porque hay red flags everywhere) entre Heathcliff y Catherine. Las primeras páginas nos ubican y nos hablan del entorno, que es contemporáneo a la vida dela autora.
El primer personaje al que conocemos el señor Lockwood, que viene de la ciudad para pasar una temporada de retiro en las montañas. Él se aloja en la Granja de los Tordos y su casero, Heathcliff, vive en Cumbres Borrascosas, una casita de campo a unas cuantas millas de distancia. El señor Lockwood se acerca a conocer a su casero y descubrimos que Heathcliff es un ser despreciable a más no poder. También conocemos a Joseph, del servicio, un ser huraño y antipático, y a Catherine, ¡Ojo! No la famosa amante de Heathcliff, sino la hija que esta tuvo con otro… La relación de Catherine con el resto de los habitantes de la casa es mala, por no decir insoportable y, por último, está Hareton que es un pobre hombre al que se desprecia sin cesar… desde estas primeras páginas sentimos el fango en el que nos adentramos, en parte porque está muy bien escrita y vemos claramente el paisaje y a los personajes. Emily consigue que odiemos a todos los personajes y que aún así sigamos interesados en la lectura.
Es un hecho que durante las primeras 100 páginas no dejé de revisar cada dos por tres el árbol genealógico que había al principio del libro con sus nombres, su parentesco, su edad… aparece también la fecha de nacimiento y defunción de casi todos, por lo que, sin querer, se nos dan una serie de spoilers, pero que creo que son muy necesarios para poder seguir la lectura.
El señor Lockwood nos narra sus impresiones y se presenta como un personaje curiosos que tiene la necesidad de volver y conseguir más información sobre la historia de estas familias, pero una enfermedad mantiene en casa al señor Lockwood, que pregunta a Ellen Dean, su ama de llaves, si sabe algo más sobre los habitantes de esa casa. A partir de aquí, será principalmente Ellen quien nos narre la historia. El estilo de la narración es muy del plan cotilleo y gossip, muy de “me contaron esto”, “vi lo otro” y no se narra nunca en primera persona. Ellen es bastante maja, la más maja de todos los personajes o la más soportable aunque a veces es un poco pesadita.
Conforme avanza la historia, seguimos comprobando que los personajes son todos horribles y odiosos. La violencia gratuita y el desprecio son elementos que se repiten a lo largo del texto y que llegan a enervar al lector. Hace a los personajes muy desgraciados e indeseables. El libro es históricamente conocido por el amor entre Heathcliff y Catherine, pero conforme leemos, vemos que el libro no va de eso, es la relación más tóxica que se pueda leer, pues la parte de amor es bastante más corta que la de desamor y el objetivo vital de Heathcliff, a lo largo de casi toda la historia, es la venganza, llevar a la ruina y a la desdicha a Catherine y a su familia.
Una de las cosas más llamativas del libro es su estructura, cómo se van llenando los vacíos de información, como se va relacionando a unos personajes con otros. Lo han presentado en ocasiones como una estructura de tipo matrioshka, donde los saltos temporales entre el presente, que luego es pasado y el pasado pasado de la familia marcan la fluidez y el ritmo de la obra. Es increíble además como a pesar de los tantos saltos temporales, los cambios de narradores, encima todos narradores testigos y que aún así la historia se siga suficientemente bien (aparte del lío de los personajes) y que no queden cabos sueltos. Esta estructura aporta bastante dinamismo a la historia.
En definitiva, aunque la novela me ha dado un poquito de claustrofobia y he necesitado apoyarme en el audiolibro de vez en cuanto, reconozco que la historia está muy bien escrita y que los personajes están perfectamente bien definidos. El odio que exhala cada página del libro hace que no sea una lectura disfrutona, pero nadie dijo que la Literatura tuviera que serlo.