Reseñas

Reseña: Los Barrios Bajos según Galdós de José Esteban

Última actualización: octubre 27th, 2022

En la biografía de José Esteban, autor de Los Barrios Bajos según Galdós, se le describe como un «apasionado galdosiano», por lo que no sorprende que este sea el tercer libro que publica sobre Galdós.

Los Barrios Bajos según Galdós es la última publicación de la colección Paladares de Cordelia, de la editorial Reino de Cordelia, una colección un tanto cajón de sastre que reúne obras de no ficción y de la que destaca su característica encuadernación de 10×21, con cubiertas de cartulina y hojas gruesas que da como resultado libros estrechitos, manejables y ligeros, que, a mi parecer, son mucho más monos que prácticos.

Según el resumen de la contraportada, este pequeño ensayo pretende mostrar al lector la experiencia que tuvo Galdós durante los 58 años que vivió en Madrid, una época de enorme transformación de la ciudad, y cómo transmitió estas vivencias a sus novelas. Por barrios bajos, Galdós entiende todos los barrios por debajo de la Gran Vía, a los que él llama barrios del madroño, muy alejados de los del oso, los barrios del norte. Además de bajos por estar más al sur, los barrios bajos, según Galdós, suponen una marca de clase. En los barrios bajos es donde vivían los menos pudientes, los bohemios y la gente de mal vivir en general, donde estaban las casas de huéspedes más baratas y donde se vivían los eventos más sórdidos.

«El Madrid de «Misericordia» coincide con el Madrid de los bohemios. Es un Madrid sucio y pobre donde abundan las casas de dormir, de tanta presencia en los textos bohemios. Una de las más famosas y terribles, la llamada de Han de Islandia, era conocida de Galdós que la cita en «La desheredada».»

A lo largo de la obra, el texto va acompañado de imágenes en blanco y negro, tomadas y seleccionadas por Antonio Tiedra, que ha trabajado como fotógrafo para diferentes revistas desde principios de los años 70.

Del uso de las imágenes, cabe destacar que no se indica el año al que pertenecen o la época. Se mezclan fotos recientes con fotos que parecen más antiguas y en muchas ocasiones ni la foto ni el pie de página aportan una información relevante, por ejemplo, la foto de una copa en una mesa con el pie de página: «Mesa de una taberna madrileña». Este tipo de imágenes es innumerable. Además, me parece que la elección de poner las fotos en blanco y negro es poco acertada, pues en ocasiones las imágenes no se ven con claridad.

Por su parte, el autor, José Esteban, se vale de tres elementos para montar la obra: la literatura de Galdós que se basa en la ciudad de Madrid, la propia historia de Madrid y las calles y la infraestructura de Madrid. La premisa es ciertamente evocadora, pero la breve extensión de la obra, 238 páginas, en el mencionado tamaño de 10×21, con márgenes más que generosos y acompañado de numerosas imágenes, hacen evidente desde el principio que no puede haber mucho espacio para grandes análisis y reflexiones.

Conforme nos adentramos en la obra, nos damos cuenta de que se trata más bien de una recopilación de los pasajes de la obra de Galdós que mencionan a la ciudad de Madrid y más concretamente a los citados barrios bajos. Se hace evidente que la obra no se ha creado con espíritu de reflexión, sino como una mera exposición de datos, ya que ni siquiera existe una conclusión y, aunque esta ha podido ser la intención del autor, da la impresión de que la obra podría haber sido mucho más estimulante.

La obra está dividida en 16 capítulos. Los dos primeros: «Los Barrios Bajos» y «Galdós, paisajista de los barrios bajos», actúan de introducción y dan pinceladas sobre la vida de Galdós en Madrid, de su concepción de los barrios bajos y se mencionan algunas de sus calles y zonas favoritas. La manera en que se muestra la información es bastante caótica y superflua. Se mezclan y se dan pinceladas de fechas y obras, pero no se nos ubica en el espacio y tiempo de una manera clara.

El resto de los capítulos se centra en calles o zonas concretas de Madrid: «La calle de Toledo», «El puente de Toledo», «La calle del Almendro», «El Manzanares»,etc.; otros están dedicados a personajes u obras de Galdós: «Nazarín y Halma», «Fortunata y Jacinta», etc. y otros están dedicados a conceptos generales de la vida madrileña: «Las verbenas de Madrid» y «Los cafés de los barrios bajos», por ejemplo. No obstante, los capítulos no son estancos y existen intercambios de información entre unos y otros, por ejemplo, dentro del capítulo de «El puente de Toledo», se habla reiteradamente de la calle de Toledo, cuando la calle de Toledo ya cuenta con un capítulo concreto. Este intercambio de información da la impresión de que el texto no tenía capítulos en un principio y que estos se añadieron más tarde.

También es llamativo el estilo del autor. Da la impresión de que se le ha pegado el estilo de Galdós. Escribe de manera muy similar, lo que puede despistar a la hora de saber si estamos leyendo un extracto de Galdós o estamos leyendo al propio autor.

Las erratas son otro punto que merece la pena mencionar. Son innumerables la cantidad de erratas y errores ortotipográficos que se encuentran en la obra. Da la impresión de ser un texto poco cuidado y cuesta creer que estemos ante una obra concluida.

Los tipos de erratas son variados. Hay algunos errores de concordancia: «No era otra sino las más formidable tarasca que vieron (…)» o «Ojos negro»; otros son los clásicos errores de haber copiado mal una frase: «Conformarse en posible, es fácil, es cómodo» y otras son directamente faltas de ortografía, como la ausencia de coma al final del inciso en: «Para Ramón Gómez de la Serna, como escribe en la sagrada cripta del Pombo era el café más “concurrido del barrio de la calle Toledo.”» o el «qué» acentuado en: «Y hay qué hablar mal de presentes y ausentes» o el usar indistintamente «Barrio Bajos» y «barrios bajos» a lo largo del texto.

En definitiva, me ha parecido una obra poco cuidada y que consigue aportar pocas ideas claras e interesantes. Por otro lado, es evidente la pasión del autor por Galdós y creo que los extractos que usa están bien elegidos. Personalmente me han entrado ganas de leer a Galdós, pero no recomendaría la lectura de este libro.

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