Resumen
Enero de 1939, Sánchez Mazas, “el primer falangista de España”, como él mismo se denominaba, participa en un fusilamiento del que consigue escapar. Cuando un soldado republicano le encuentra escondido en el bosque, decide no disparar. A priori, y según la sinopsis, la novela se encargará de analizar el porqué de este hecho, ¿por qué el soldado no mató a Sánchez Mazas? ¿Qué se le pasó por la cabeza? ¿Le reconoció?
Reseña
Podría parecer que nos encontramos ante un estudio antropológico, un análisis filosófico de los curiosos entresijos de los quehaceres humanos. Nada de eso. Esta novela trata, a mi modo de ver, de una historia mal contada que esconde una realidad mucho más banal: un hombre en la crisis de los cuarenta que quiere contar su película. No faltan la arrogancia, la falsa humildad y la mala literatura.
Estructura
Para hablar de la anecdotita: ese Sánchez Mazas que esquiva la muerte, Javier Cercas escribe una novela de 209 páginas que divide en tres partes.
La primera parte, cuenta el proceso de investigación que lleva a cabo el propio Javier Cercas para recoger información sobre el hecho.
La segunda parte es la novela que escribe Javier Cercas (sí, el Javier de la primera parte) y que titula “Soldados de Salamina”. Es decir, el Javier Cercas real escribe una novela que titula “Soldados de Salamina” en la que hay un personaje que se llama Javier Cercas escribe una novela titulada “Soldados de Salamina”, que ocupa las hojas centrales de la novela “Soldados de Salamina” escrita por el Javier Cercas real. Un lío absurdo que resume bien el tono de esta obra.
La tercera parte nos cuenta cómo Javier busca al soldado que decidió no disparar a Sánchez Mazas, ¿lo conseguirá? No habrá spoilers.
Lenguaje y estilo
Al principio de la novela, Javier Cercas cuenta cómo se entera de la historia de Sánchez Mazas y no puede dejar de pensar en ella. Para conseguir más información se entrevista con diferentes personas, lee libros y va recopilando datos, datos que se guarda para sí porque a nosotros, los lectores, solo nos cuenta sus valoraciones y pensamientos subjetivos con un vocabulario pedante y muchos adjetivos y adverbios innecesarios que no aportan información de calidad. Por ejemplo, la descripción de los poemas que escribió Sánchez Mazas:
“Sus versos tienen una sola cuerda, humilde y viejísima, monótona y un poco sentimental, pero Sánchez Mazas la toca con maestría, arrancándole una música limpia, natural prosaica que solo canta la melancolía agridulce del tiempo que huye y en su huida arrastra el orden y las seguras jerarquías de un mundo abolido que, precisamente por haber sido abolido, es también un mundo inventado e imposible, que casi siempre equivale al mundo imposible e inventado del Paraíso.”
También se dan datos históricos, pero se dan de una forma caótica y desordenada, mezclados con multitud de nombres propios que a mí personalmente me han llevado a la confusión y el hastío.
En un intento de alarde cultural, Cercas utiliza palabras rimbombantes y rebuscadas, incluso para las expresiones más corrientes, que hacen que el texto sea muy pesado y todos queramos quemar su diccionario de sinónimos.
Utiliza demasiados adjetivos y adverbios que no aportan nada, utiliza tantos que dan ganas de decir: “chupito cada vez que Javier use un adverbio terminado en mente”, a riesgo de acabar todos borrachos, perdiendo la capacidad de seguir leyendo, lo que a lo mejor no sería tan mala idea.
Personajes
Los personajes secundarios de la primera parte del libro pueden dividirse en dos grupos. Por un lado, las personas a las que entrevista. Un par de personas que tienen algunos datos sobre Sánchez Mazas y “los amigos del bosque”, las personas con las que Sánchez Mazas pasó escondido los días posteriores al fusilamiento.
Los personajes que describe Javier Cercas en esta novela son planos, sosos y cero memorables. se olvidan en el momento que acabas de leerles.
Cercas solo los describe físicamente y de manera superflua como, por ejemplo: “gran señor otoñal y fracasado” (¡¿qué demonios?!). A todas y cada una de las personas con las que interactúa las trata con desdén e incluso desprecio y deja escapar un tufillo de superioridad moral que resulta bastante patético.
Por otro lado, Conchi, su amante, un personaje totalmente estereotipado, al que trata con un paternalismo y unos toques de misoginia que son difíciles de obviar en estos tiempos.
En la segunda parte del libro (la novela dentro de la novela) el personaje principal pasa a ser Sánchez Mazas. Este no llega a desarrollarse, es bastante plano y solo le vemos a través de los ojos del propio Cercas. Los diálogos podrían ayudar a enseñar vívidamente sus sentimientos y características para hacerlo más tridimensional, pero los diálogos son pocos y muy falsos, están ahí como pegotes de gotelé para dar información y la dan, simple y llanamente, sin detalles y sutilezas que aporten más información.
La tercera parte aparece un personaje nuevo, Roberto Bolaño. Sí, sí, el famosísimo escritor latinoamericano, que parece que no tiene otra cosa mejor que hacer que ayudar a Javier en su búsqueda, ¡ah! Y que confiesa haber leído los dos libros que había publicado Javier Cercas anteriormente… No vamos a entrar a hablar del automarketing de Cercas, pero…
La incertidumbre…
Otro detalle que me parece interesante resaltar llegados a este punto es que, a lo largo de la novela, Javier Cercas nos habla de lo poco fiables que son los recuerdos y testimonios. Esta insistencia en la primera parte rompe la fantasía de la ficción en la segunda parte. Nos hace dudar como lectores y puede llevar fácilmente a perder el interés.
Por otro lado, se produce al menos una escena (cada día que pasa me acuerdo menos de cualquier cosa relacionada con este libro) en la que sale de la novela (dentro de la novela) y nos lleva a la entrevista que tiene con las personas que estuvieron con Sánchez Mazas en el bosque (allá por la primera parte), o sea, perdemos la ficción de que se trata de una novela dentro de una novela y nos devuelve a esa primera parte. Esto es tan absurdo que es mejor no hablar más de ello.
En la tercera parte creo que el uso de la casualidad está muy mal traído y resulta muy falso, pero en general es una parte que se hace entretenida, se sigue mucho mejor que la primera y es bastante dinámica.
Conclusión
Las preguntas sobre por qué el soldado republicano no mató a Sánchez Mazas se reducen a una cantinela sobre qué significa ser un héroe, que resulta cursi e insatisfactoria.
¿Recomendaría yo este libro? ¡NO!, pero también creo que mi opinión es una entre un millón y que esta novela también ha recibido muy buenas críticas. Así que, si el tema te llama mínimamente la atención, te animo a que lo leas y saques tus propias conclusiones.
Reseña de la novela de ficción histórica Soldados de Salamina de Javier Cercas, 2001, editorial Tusquets.